Este prendedor nace de un botón de baquelita original de los años '60, testigo silencioso de épocas donde la moda era un arte íntimo y duradero. Sobre él, se despliega una coreografía de detalles:
Pedrería de vidrio japonesa
Alambre francés
Cada puntada fue dada con la precisión de quien sabe que los botones vintage no son adornos: son reliquias que piden una segunda vida.